EL PODER DE LA PALABRA


Las palabras que pronunciamos, leemos y escuchamos tienen mucho poder, nuestro cerebro las escucha y entran internamente en nuestro inconsciente sin ningún tipo de filtro ni cuestión y eso afecta directamente en nuestro consciente, lo que hace que nuestro cuerpo reaccione directamente a ello y nuestras hormonas se ponen a funcionar rápidamente produciendo diferentes sensaciones, sentimientos y acciones, incluso si es algo repetitivo pueden llegar a provocar síntomas y enfermedades.
Por ejemplo las palabras soledad, pena, depresión, muerte, etc… elevan el nivel de cortisol en sangre, al igual que las situaciones de miedo, ira, resentimiento, frustración, etc..
Los efectos negativos del exceso de cortisol, son cambios del comportamiento, falta de sentido del humor, irritabilidad constante, sentimientos de ira, ganas de llorar y físicamente la elevación exagerada de azúcar en sangre, el aumento de la presión arterial, osteoporosis, la producción excesiva de vello, la generación de estrías en la piel del abdomen, retención de agua en los párpados, la debilidad muscular, obesidad del tronco, el agotamiento, pérdida de memoria debido a que los niveles altos de cortisol daña la conexión entre células cerebrales.
En cambio las palabras armonía, felicidad, alegría, amor, compañía, etc..., producen la serotonina en los circuitos nerviosos que se manifiesta físicamente con una sensación de bienestar, relajación, mayor autoestima y concentración.
O la dopamina, conocida como la hormona de la confianza y el placer. La dopamina te hace sentir bien y es producida naturalmente por el cerebro. Recibes una descarga de dopamina como respuesta a actividades placenteras como la diversión, las relaciones sociales, el sexo y el comer. Por otro lado, sin suficiente dopamina es posible que te sientas débil, deprimido o desinteresado en la vida.
Y también están las endorfinas que podrían llamarse las moléculas de la felicidad, porque son neurotransmisores hormonales en el cerebro que se responsabilizan del sentimiento de felicidad y nos permiten disfrutar de la vida, sentirnos deleitados por muchas cosas y resurgir con facilidad de las crisis personales sin demasiadas cicatrices emocionales.
El ejercicio diario, el contacto con la naturaleza, la risa (es, sin duda, uno de los factores que más incrementa nuestros niveles de endorfinas), las relaciones sexuales satisfactorias, disfrutar con las comidas y sus sensaciones (olores, sabores, etc.), la música, el baile, la relajación, la visualización, la meditación, ser más solidario, ayudar al prójimo, etc…, pueden ayudarnos a incrementar la producción de endorfinas y disfrutar de una sensación de bienestar.

Por lo tanto tu bienestar depende en gran parte de ti, ya que si controlas tu pensamiento, tus palabras, lo que escuchas, lo que lees, con quien te relacionas y tus acciones puedes mejorar mucho tu vida, ya que en muchas ocasiones las molestias o enfermedades depende de uno mismo.

Se impecable en tus comunicaciones, su sistema te lo agradecerá.

Antes de romper la magia del silencio, piensa bien lo que vas a decir.


Dídac Mancera